Parece que la «mascletá» de Almeida ha surtido el efecto temido

Vamos a ver, que los valencianos hagan una “mascletá” o quemen una falla, porque allí es una tradición pues… lo puedo aceptar.

Pero que el alcalde de Madrid se monte la película con la alcaldesa de Valencia, y haga explotar en pleno Manzanares y cerca de la Casa de Campo, más de 300 kilos de pólvora, pese a las advertencias de los animalistas, que ya le informaron de que en la zona hay una gran biodiversidad, sobre todo de aves (unos 130 tipos), que sufrirían con el pavor que les iba a causar el estruendo… ¡De traca!

Al señor alcalde de la capital, lo de los “bichos” le debe parecer una chorrada, y lo importante para él ha sido montar el numerito de las 26 falleras, y eso tan necesario de estrechar relaciones (¿) con los valencianos, trayendo aquí el producto de la tradicional industria valenciana de la pirotecnia.

Desde luego no han sido unos cuantos cohetitos, sino -como decía- más de 300 kilos de pólvora con los que han atronado el aire de la ciudad, añadiendo una cruel contaminación acústica a la habitual contaminación atmosférica de Madrid.

Por cierto, al parecer, la misma empresa valenciana que le ha cobrado a Almeida 46.000 euros de dinero público por la mascletá, le facturó en 2023 al Ayuntamiento de Valencia sólo 8.500 euros por una mascletá de 260 kilos de pólvora. Vamos, que se la ha metido doblada al regidor madrileño, cobrándole casi cinco veces más que a los de su tierra. Supongo que debe ser para estrechar las relaciones y tal.

A mí toda esta historia me suena a chulería castiza: “¿Que no hago yo una mascletá en pleno Madrid, en el rompeolas de las españas, en la capital del reino?.. Pues vas a ver, y más gorda que las de allí.

Nos llega la foto de un pato muerto en la calle, que no puedo asegurar que sea auténtica en plena era del “fake”, pero el que la subió a Internet asegura que la hizo un vecino de la zona del Manzanares. Sea falsa o cierta esta información gráfica, de lo que no hay duda es de que miles de aves han huido de la capital en el momento del estruendo, abandonando un espacio que todos considerábamos protegido.

Que les pregunten a los milanos, los petirrojos, los picapinos, los herrerillos capuchinos, las garzas reales, los agateadores, los reyezuelos, los mochuelos o los zampullinos si les ha gustado la mascletá de Almeida. O que se lo pregunten a los animales de Zoo, que tampoco estaban muy lejos.

Es un sufrimiento absurdo, innecesario, cruel e inhumano para los animalitos, y es un acto absurdo e innecesario para los ciudadanos. Y no me vale que me digas que ha ido un montón de gente a verlo; en esta ciudad siempre va a haber gente que, con tal de salir a darse un garbeo, se apunta a lo que sea. Además, se comenta que la mayoría eran valencianos nostálgicos que viven aquí, o que habían sido traídos para la ocasión.

Y, como colofón de todo este despropósito, resulta que el alcalde ha faltado a su propia convocatoria “en señal de duelo” por la muerte -lamentable sin duda- de dos ancianas en una residencia de la capital. Que digo yo, que él y sus compañeros de viaje político, pudieron tener la misma sensibilidad cuando murieron más de 7.000 ancianos solos y desatendidos en las residencias de la Comunidad durante la pandemia.

~ por kalicom en 18 febrero 2024.

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